Mariana sonrió.
Su papá siempre tenía un buen sentido del humor.
—No estaría tan mal, ¿eh? —Catalina de repente soltó una risa y añadió.
Mariana se sorprendió un poco. Su mamá siempre era madura y seria, y ahora estaba de acuerdo con la ocurrencia de su padre.
—Si realmente se atreven a romper la relación y echar a Walter y sus regalos, bien por ustedes —Mariana sonrió.
Era solo un aviso anticipado.
En cuanto a lo que harían si Walter aparecía mañana...
Que lo pensaran ellos mismos.
—Tengo una buena idea —Tobías adoptó una expresión seria.
Mariana y Catalina lo miraron con expectativa.
—Dado que no podemos manejar esto, dejémoslo en tus manos —Tobías le dijo a Mariana.
El rostro de Mariana se oscureció de inmediato.
¡Eso no era una buena idea en absoluto!
Catalina soltó una risita.
Mariana sacudió la cabeza, se levantó y dijo: —Yo me voy a descansar. Lo de mañana será mañana; siempre habrá una solución. Pero, por favor, no se metan demasiado con Walter.
A fin de cuentas, todavía tienen