Capítulo 32

—No es eso, solo que la prensa ronda estos lugares y no me gusta aparecer en los diarios.

—Entonces, ¿temes que te sigan involucrando conmigo?

—Sí, tus padres se hacen ideas equivocadas respecto a lo nuestro, precisamente por ese tipo de fotos. Hace un momento nos fotografiaron.

—Mis padres están muy ilusionados con nuestro supuesto matrimonio.

—Deja de expresarte de esa manera dulce, como si en realidad fuera a ocurrir.

—El que yo ansíe casarme contigo es lo mejor que puede pasarte en la vida, Esteban.

—¡Vamos! —me pongo de pie con frustración—. Me acompañas o me voy. ¿Qué es lo que quieres?

—Ya ordenamos. ¿Por qué no mejor vas al baño a mojarte la cabeza y pensar en lo que estás intentando hacer? Hay un paparazzi cerca. ¿Quieres que mañana anuncien que Esteban Martinelli dejó a su novia plantada después de ordenar el desayuno?

Miro a todos lados y el idiota del fotógrafo sigue mirándonos. A regañadientes, me vuelvo a sentar, sintiendo la tensión en mis hombros mientras ella ríe mira
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