COLINA
Mi corazón late con fuerza y mis pulmones arden, pero sigo corriendo. Aprieto las llaves con tanta fuerza que se clavan en mi mano; ni siquiera ese dolor logra registrarse, no se compara con la sensación enferma en mi estómago ni con los gritos de mi corazón.
Él me rogó.
Me lo confesó todo, me pidió que me quedara.
Y me fui.
Corro más rápido, lanzándome por las escaleras hasta llegar al garaje. Coloco la mano en el escáner y parpadea en verde, dejándome pasar. Con pasos apresurados alcanzo mi coche y me dejo caer en el asiento del conductor, pero sin un lugar al que huir, todo me golpea de una vez.
El dolor en su voz.
El amor en sus ojos.
La desesperación en la forma de sus hombros.
Ellos me dieron todo lo que siempre quise desde que entraron por primera vez en mi bar… pero ¿y si lo que quiero ha cambiado? ¿Y si esta serpiente cambió de piel y se convirtió en algo nuevo?
No, no dejes que te atrapen.
Esto era lo que querías, me recuerdo a mí misma. Agarro el volante y enciendo e