Una costilla rota
Scarlett no estaba segura de cuánto tiempo habían estado golpeando a Sebastián aquellos matones. Todo lo que recordaba eran los bates balanceándose, las patadas y los dolorosos gemidos que Sebastián intentaba reprimir al otro lado de la gruesa puerta. Apenas podía mantenerse en pie cuando la policía irrumpió en la habitación, pero no soltó el bate que bloqueaba su puerta hasta que el personal médico prácticamente tuvo que despegarlo antes de colocarlo en una camilla.
Cubierto de moretones y sangre, apenas estaba consciente durante el trayecto al hospital. Contaron docenas de contusiones, principalmente en sus extremidades. Un corte profundo en su antebrazo izquierdo, que más tarde determinarían que fue causado por un clavo en una mesa del almacén cuando peleó contra los matones. Pero aparte de eso, no había heridas graves, ni hemorragias internas, ni órganos dañados.
Una costilla rota. Esa fue la lesión más grave que sufrió por este loco plan contra la vida de ella.
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