—¡¿Qué estás haciendo aquí?!
Un grito furioso estalla justo cuando Scarlett termina de firmar el contrato.
Ava irrumpe en la oficina.
Sebastián no perdió tiempo en cumplir su promesa, como si temiera que ella se echara atrás en el trato que le había propuesto. ¿Preocupado por Ava? Incluso después de todas las porquerías que Ava había hecho, él seguía cuidándola. Proteger a Ava era un hábito grabado profundamente en sus huesos.
Su secretaria redactó el contrato de la película con una velocidad sorprendente. Scarlett podría haber hecho que su abogado lo revisara, pero no lo hizo. Aunque hubiera vacíos legales en el contrato, no le importaría.
Su objetivo nunca fue el beneficio económico. Era Ava.
Viendo a Ava entrar como una tormenta, Scarlett permanece sentada con una sonrisa provocadora. Esta escena le resulta tan familiar que casi no puede contener la risa —hubo un tiempo en que ella era la esposa furiosa que irrumpía en su oficina cuando él pasaba tiempo con Ava.
—Qué sorpresa verte