—¿¡Cuánto tiempo llevas ahí parado?!
Sebastián no se había dado cuenta de que llevaba un rato mirándola fijamente hasta que Scarlett levantó la vista de repente y soltó un jadeo sobresaltado.
—¡Lo siento! Llamé pero no me escuchaste —soltó Sebastián, levantando ambas manos—. No quería molestarte.
Su tono educado y amable despertó un sentimiento de culpa en Scarlett. Ella era quien había llegado sin avisar, y aun así él había accedido a hablar. Estaba en SU sala de reuniones y acababa de gritarle cuando era ella quien estaba siendo descortés.
—Lo siento... —murmuró, frunciendo el ceño consigo misma. Acababa de darse cuenta de que todavía le debía un "gracias" al hombre, y en lugar de eso, parecía haberlo intimidado de nuevo. Había pasado toda su adolescencia intentando llamar su atención sin conseguirlo, pero ahora que quería sacarlo de su vida, parecía que sus vidas se enredaban aún más.
—¿Querías verme? —el hombre le sonrió, sacando la silla del extremo de la larga mesa, cerca de ella