Cap 99. No es un sueño que me pertenezca
Los paseos por el bosque se han vuelto una rutina para Edward y Amaris. Cada día al atardecer disfrutan juntos de este espacio. Es su momento íntimo.
Y hoy no es la excepción.
Edward camina con las manos a la espalda, más relajado que de costumbre. Amaris lo espera junto al arco de piedra que marca el inicio del sendero. Sus ojos brillan cuando lo ve, pero no dice nada al principio. Solo asiente en señal de saludo, y él, por toda respuesta, le ofrece el brazo.
—¿Me concederías un paseo? —pregunta con esa media sonrisa que tanto la desarma últimamente.
—Mientras no intentes romperte una pierna como la última vez —bromea ella.
—Lo prometo —dice él—. Esta vez, seré prudente.
Echan a andar por el camino. Al principio, solo se escucha el crujir de las ramas secas bajo sus pasos. Luego, el murmullo suave de Edward rompe el silencio.
—Cuando estoy aquí, contigo, no pienso en nada más. Ni en tratados, ni en consejos de guerra, ni en mi padre. Solo… en el color de tu voz.
Amaris se ríe, sin di