Cap 53. No son rumores. Son hechos
En el gran salón del Parlamento hay tensión, inquietud, y una irritación mal disimulada. Cada asiento está ocupado. Todos han venido. Esta reunión extraordinaria no es común, y lo que está en juego tampoco lo es.
Eleonora camina por el pasillo central con paso firme. Su vestido oscuro, ceñido a la cintura, ondea con elegancia contenida. No lleva joyas ni corona. Solo el broche del reino sobre el pecho, símbolo de su compromiso y su determinación. Alejandro la acompaña, con expresión impenetrable. Caminan como uno solo, envueltos en un silencio que impone.
Al llegar frente a los altos asientos del consejo, se levanta un hombre de barba gris y rostro siempre severo.
—Majestades —saluda con frialdad—, os convocamos porque han llegado a nuestros oídos rumores... profundamente alarmantes.
Eleonora mantiene su mirada clavada en él.
—No son rumores. Son hechos —responde con voz clara—. Planeo unirme a nuestros hombres en combate.
Un murmullo indignado atraviesa la sala. Algunos se levantan,