— ¿Se encuentra la señorita Elena en su oficina? —Pablo notó la incomodidad en el hombre, supuso era el empleado de más confianza de Elena, se dedicaba atenderla personalmente y obviamente era muy protector con su jefa.
— Que pase Germán, lo estaba esperando —sonó la voz de Elena desde el interior de la oficina.
— Claro que sí, señor, pase adelante — Germán le dio espacio y Pablo pudo pasar
Elena estaba sentada en su escritorio con documentos en las manos y viendo la pantalla de su computadora, ella iba vestida con un vestido rosado claro sin mangas, Pablo se sintió más estúpido por haberla plantado la noche anterior.
— Buenos días Elena —el click de la puerta anunciaba que habían quedado solos en la oficina, el ambiente se tensó entre ambos con una liga de deseo y furia, Pablo no le parecía mal, podría haber mucha pasión en una mujer furiosa.
— Gracias por recibirm