Inicio / Romance / Elegida por el Jeque / Capítulo 3. Selección.
Capítulo 3. Selección.

Capítulo 3.

Selección.

Dachira se coloca su Hiyab y su abaya y sale dejando a Amira en gran agonía, sus pasos son firmes y directos hacia su esposo aunque él corazón insista en salirse de su pecho.

Aminal por su parte la espera, diferente, con un buen ánimo y amplia sonrisa en su rostro. Pero no está solo; junto a él, un hombre elegante que viene en representación del mismísimo jeque de los Emiratos, lo que es para Aminal un honor: tener la dicha de hablar con la mano derecha del hombre más importante de Arabia es la dicha más grande de todas, lo que significa que su racha de mala suerte ha terminado. El hombre está aquí para anunciar que el jeque desea unir sus lazos con su familia y tomar a su primera esposa. Está tan emocionado que permite que él elija a su prometida entre todas sus hijas y nietas; por eso ha llamado a Dachira.

— ¿Señor? —Dice Dachira con la cabeza gacha en forma de respeto.

—Dachira, avisa a las niñas que se preparen, tenemos una visita y quiero que todas lo reciban.

—¿Cómo ordene? —Aminal, al verla partir, recuerda algo y de inmediato se alarma.

— Disculpe.— Le dice al hombre, caminando hacia su esposa.— Espera mujer, espera.

Dachira se detiene.

— ¿Sucede algo?

— Sí, avisa a todas mis hija y nietas, menos a Amira, a ella no.

— El señor dijo todas, pensé que…— La interrumpe.

—Haz lo que te digo, Yala, Yala…

Dachira se entristece, su corazón duele al pensar en su nieta en el sótano. Los rumores en la casa se esparcen rápidamente.

— Es un enviado del castillo, el príncipe quiere elegir esposa.

— Allah escucho mis súplicas, me casare con un príncipe, un príncipe Safiro.

— Suuuh…— Dice una de las chicas.

— Eso solo pasará si no la ven a ella…— Todas miran hacia la puerta al final del pasillo.

La tensión que sienten muchas que sienten inquietud y envidia de Amira se tensa; una de las chicas mira a su madre y está sonriendo ampliamente.

— Cálmense, niña, silencio, escuche a Aba decirle a Dachira que solo sus nietas verdaderas y sus hijas, esa revoltosa no estará en la selección, así que no pierdan tiempo y arréglense, Yala, Yala…— Fátima mira a su hija con una sonrisa, para asegurar que su hija Zoraida quede seleccionada, trae para ella los mejores atuendos, la ayuda a maquillarse y arreglarse, entre las hijas y nietas, ella es la segunda más hermosa, así que tienen confianza.

*

Mientras que todas se arreglan emocionadas, Dachira mira con disgusto a la segunda esposa de su esposo, sabiendo que esto es lo que ella quería, que dejaran de lado a Amira para que su hija tuviera más oportunidades, por ello Aminal a tomado la decisión de dejar a Amira por fuera, para ella buscará a alguien menos importante, su carácter y el pasado de su madre lo perjudicaría si llegaran a descubrir el pasado de su nieta respondona delante del emisario, no pasará de nuevo por está vergüenza, por eso se asegura de ello, entregándole la llave a Zoraida, quien baja a la habitación del castigo para encerrar a Amira quien ve por la ventana los autos de lujos con nerviosismo, notando el Clik de la puerta, ella se levanta y camina notando que le han pasado seguro a la puerta, la toca y empuja sin éxito.

— ¿Abuela? Aba… —Llama una vez y espera.

— Ahí te quedas, son órdenes de tu abuelo, si gritas será peor para ti.

La voz de la segunda esposa de su abuelo la hace sentir una pequeña presión en su pecho, sabe que no es de su agrado y duda sobre la situación que esté pasando afuera.

*

Al estar todo listos se empiezan a mover por la casa con alegría, reuniéndose en la sala 8 chicas formadas para lo que sería su elección, sin embargo, nadie espera que el mismo jeque haga su aparición en la sala, en cuanto le dan aviso de que las damas están listas, el hombre baja del auto entrando a la casa, lo que alarma a todos ante su presencia.

— Señor. —Dicen todos al unísono, haciendo una reverencia.

— Buenos días, señor Awad, agradezco que aceptará mis condiciones ante esta petición, no dude que mis intensiones son legítimas y decididas.

— Mi señor, no dudo de su formalidad, me honra que haya venido personalmente, mis nietas e hijas presentes a disposición de usted.— Señala con su mano izquierda apartándose.

Ahmed se mueve elegante, sutil, deslumbrando a las damas presentes; él fija su mirada en cada una de ellas, las observa con determinación, notando que no está la mujer a quien busca. Con eso en la mente, cuenta a las chicas y, según el informe que su hombre de seguridad le entregó, en la familia hay 9 mujeres sin compromiso alguno; aquí solo hay 8 y eso lo hace voltearse en dirección de Aminal, quien ve su clara confusión, como si lo que ve no le gustara, siendo la mayor parte de sus nietas.

—Pensé que el informe que había redactado decía que había 9 damas sin compromiso; aquí solo veo 8. —Su extraña observación deja claramente saber que no está conforme y eso pone nervioso a Aminal.

—Sí, así es, solo que mi nieta menor está indispuesta, ella… —Se mantiene en silencio tras la mirada de Ahmed, quien lo mira muy serio con el ceño fruncido. —Tiene razón, es mi culpa, señor; permítame un momento. Dachira.— Al decir ese nombre, todas voltean a ver a Dachira.

— ¿Señor? — Dice la mujer con alegría ante el giro que ha dado la situación.

— Tráela. — Ordena y en la sala una conmoción se siente ante la amenaza que las damas sienten por Amira.

Conmoción que Ahmed nota, lo que lo llena de más curiosidad. Dachira inclina la cabeza ante los hombres presentes y se mueve despacio hacia Zoraida quien llena de impotencia e indignación, le entrega las llaves de mala gana. Dachira las recibe retirándose de la sala hacia el pasillo, para luego correr a la habitación de Amira quien se asusta al verla entrar a la habitación de prisa.

— Vamos, mi niña, levántate, tu abuelo acaba de pedir tu presencia en la sala, por Allah, mis oraciones fueron escuchadas, gracias a ti mi carga será saldada, si ese hombre te elige ante tus tías y primas me librarías del castigo que pesa en mis hombros.

La mujer está tan feliz que se lo hace saber sacando todo del armario en su búsqueda por un hermoso atuendo.

— No saldré abuela.

La palabra de Amira la hace voltear de golpe.

— Por Allah niña, si lo harás, el hombre que está allá fuera no es un juego, si lo ofendes toda la familia pagará el precio.— Amira no se levanta. — Por Allah, Amira, no hagas esto, vamos, vístete, vístete, no sabes cuánto ore por este día, te lo pido, solo sal, si no te elige volverás a tu habitación, por favor Amira por nosotras.

Amira lo piensa por unos segundos, su corazón late rápidamente y la mira, su abuela le entiende el Hiyab. Amira suspira y toma su abaya y se lo coloca, sale caminado al lado de su abuela quién al llegar a la sala le pide que baje la cabeza en señal de reverencia, al hacerlo camina uniéndose a sus primas y tías quien mueren de enojo al verla.

— Mi nieta Amira, señor.— dice Aminal con preocupación sabiendo el carácter de Amira.

Al verla Amed siente una fuerte atracción, una sensación como ninguna mientras camina a su encuentro, en ese momento todos se quedan en silencio, en shock, Ahmeb se para frente a Amira quien nota sus finos zapatos cerca de ella y su corazón late muy rápido.

— Mírame.— Ordena Ahmed.

Su voz gruesa e imponente le erizan la piel, ella levanta su rostro lentamente, enfocando su mirada, frente a frente, esa mirada, una vez más, total silencio, sus miradas se unen como ante anoche, sus ojos brillan penetrándose en él, sus corazones latiendo con frenesí, su conexión esa electricidad que los domina, les altera el pulso, incluso pasan saliva al mismo tiempo. Ahmed la enfoca serio, sus ojos fijos en los de ella, la a encontrado y por suerte nones casada, no hay nada que les impida unirse, por un instante pensó que sí ella estuviera casada o comprometida no iba a tener más que elegir a alguien más, pero ahora que la tiene de frente no deja de pensar en qué ha sido la voluntad de Allah este encuentro y que ella esté disponible, así que sin más expone aquellas palabras que deja a todos sin aliento.

— La elijo a ella.

Ahmed se voltea con tranquilidad enfocándose en Aminal con determinación.

— La elijo a ella.— Repite.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP