Inicio / Romance / Elegida por el Jeque / Capítulo 4. Elección.
Capítulo 4. Elección.

Capítulo 4.

Elección.

Al decir esas palabras, todas las damas se ven en la obligación de hacer un canto de alegría, mientras que Amira siente como su piel se eriza. No esperaba sentir esto que él la hace sentir; es como si supiera que estaba ahí y solo se enfoca en ir por ella. Las miradas entre Ahmed y Amira son intensas; ambos sienten esa conexión como ninguna, una conexión que solo se puede sentir con la persona correcta, con esa persona que con solo mirarte ocasiona un fuerte efecto en tu sistema robándote el aliento, acelerando tu pulso, activando una fuerte electricidad que recorre desde la palma de tu mano y que se distribuye en cada parte de tu ser.

Aminal envía a las chicas a sus habitaciones para poder sentarse a hablar con Ahmed. Ambos toman lugar en la sala, tomando una bebida de celebración. Mientras que Amira, por su parte, permanece distante del resto, escuchando a sus tías y primas quejarse de ella. Nunca se ha llevado bien con ninguna; siempre le han hecho la vida imposible porque Amira siempre ha sido la mejor en todo. Ella y varias de sus tías han logrado terminar sus estudios como es debido, pero por alguna extraña razón, Amira aprendió a hablar varios idiomas tras estudiarlos y practicarlos con sus libros. Ella quería prepararse por si algún día decidía escapar del emirato, tras la presión familiar, siempre poniendo en alto su apellido, enorgulleciendo a su madre.

Amira ha logrado dominar un intelecto mayor al de sus primas y tías; dado que su belleza es envidiable ante quien la ve, es un tesoro escondido que acaba de ser descubierto por el mismísimo jeque, que no deja de pensar en las horas para poder hablar con ella. A pesar de su mirada, en ella ve que algo le afecta tanto que su dolor se vuelve suyo, y es notable la opresión en la que es sometida. Muestra de ello es la manera como la escondieron para evadir la selección ante el resto. Es un hombre muy inteligente y sabe conocer a las personas; siente que algo pasa con ella. Ante la manera en que su abuelo trata de persuadirlo para que tome otra decisión, es evidente que algo ocultan.

—Señor Aminal, mi decisión es imprescindible, por ello le ofreceré la oportunidad de pensar en mi propuesta; mi interés es honesto, piénselo esta noche y mañana enviaré por ambos, nos reuniremos como es la tradición y me hará saber sus objeciones. Solo le aconsejo que lo piense muy bien, deme razones sólidas para disolver mi decisión, ya que soy un hombre que no acepta excusas. No quiere ofenderme, ¿o sí?

—No, no, mi señor, entiendo, aunque tengo cierta duda, me gustaría saber algo. Sé que usted ha venido hasta aquí a buscar una esposa, pero no se molestó en mirar a mis hijas, ni a mis otras nietas, ¿hay alguna razón? —¿Hay algo que deba saber? —Ahmed jamás hablará del encuentro con Amira; se vería mal visto y no permitiría que nada dañe su propuesta.

—Lo que debe saber es que soy un hombre decidido y determinado; simplemente, si algo me gusta, no pierdo el tiempo. Su nieta me ha cautivado y créame que pocas lo han logrado. Puede ver que de 9 solo escogí la que creo merece ese lugar, sin ofender a sus hermosas hijas y nietas. Soy determinado; ahora, lo que no entiendo es la razón por la cual usted intenta persuadirme de mi decisión. ¿Hay algo que yo deba saber?

Aminal se pone nervioso, tiene miedo de que Amira lo arruine todo; estarían acabados si el mismísimo jeque los rechazara, puesto también que, desde la deshonra de su hija, les ha costado desposar a sus hijas y nietas. Esta sería una oportunidad como ninguna si se deshace de Amira casándola con un hombre como Ahmed; las puertas para sus hijas y nietas estarían abiertas. Aminal no ve alguna otra solución, mira a Ahmed y sonríe.

—Mi nieta tiene fuerte carácter, señor Ahmed; sería una irresponsabilidad de mi parte no comentarlo.

Ahmed es decidido y eso no lo detendrá.

—¿Qué le parece si eso lo juzgo yo? —Ahmed se levanta—. Bien, ya que mi propuesta está expuesta y sabe que mis intenciones son honestas, me retiro. Muchas gracias por recibirme, espero pueda tomar una buena decisión, puesto que, por lo que sé, este acuerdo sería de mucha ayuda para su familia.

Al soltar la última frase, Aminal piensa que él sabe sobre su situación y el rechazo de las muchas familias adineradas. Aminal lo sabe todo y lo tomará como un juego a su favor; es un hombre decidido que cuando quiere algo lo consigue y sin duda desea tener a Amira a su lado cueste lo que cueste.

—Hablaré con mi nieta; estaré complacido de aceptar su invitación.

—Muy bien, que pase buen día.

Ahmed sale de la propiedad un poco molesto por la actitud de Aminal; sabe que algo no le dice y la verdad no piensa dar su brazo a torcer a menos que ella no lo quiera. A duras penas pudo conciliar el sueño; su imagen no logró sacarla de su cabeza y encontrarla ha liberado esa carga. La quiere y no se rendirá hasta tenerla a su lado.

Mientras que Amira estudia el Corán buscando la parte del matrimonio, en el que se exponen los derechos y deberes para un matrimonio, está claro que, por la ley citada, por tener 17 años no tiene el derecho de elegir si desea casarse o no con Ahmed. Su decisión debe ser clara y concisa, dar respuesta ante su walli, en este caso Aminal, que es su representante y el que debe firmar el contrato en la mezquita; es el único que tiene el poder de objetar sobre su matrimonio. Ella está a días de ser mayor de edad y en ese momento tiene derechos que no pueden arrebatarle. Saber sobre el tema forzó a Amira a tomar una decisión.

—Madre, esto es injusto, ella es una deshonra, es la hija negada y aun así tiene la suerte de que la eligiera a ella. Es una respondona, de seguro se negará y nos confinará a las que sí queremos casarnos.

—Es una insolente, de seguro nos arruinará a todas. ¿Qué le vio el jeque a ella? Si solo supiera lo desvergonzada que fue su madre y lo deshonrada que es ella, se negaría de inmediato; ella no lo merece.

—Es verdad, ella no lo merece —dice otra de sus primas, alterando al resto, que se expresa muy enojado.

—Ojalá y el abuelo no permita este matrimonio; ella no merece ser princesa, su madre desvergonzada y ella deben ser confinadas al exilio. Por su culpa nos cuesta encontrar un buen esposo.

—Esto es injusto.

Los reclamos de sus tías y primas la hacen enojar, para ellas Amira no merece nada, incluso tratan de confinarla en su habitación, es insólito, a duras penas sale y cundo lo hace solo es con su abuela Dachira, Amira se siente impotente al escucharlas, se sienta en su cama a llorar, su habitación está bajo llave y no se le permite salir, tras leer sus derechos y deberes, sabe cómo defenderse, su abuelo no viene a verla en todo el día, Aminal busca una salida, Amira es casi mayor de edad, sabe que si desprecia al jeque todo estarán perdidos, pero también conoce el carácter de Amira y sabe que si se niega no hay quien la pueda obligar, no hay forma de que encuentre una solución sobre esto más que hablar con la insolente de su nieta o forzarla.

Aminal camina a su habitación; al escuchar las llaves, Amira se limpia las lágrimas rápidamente para enfrentar a su abuelo, quien no pide permiso para entrar, acabando con los murmullos provenientes de las otras habitaciones.

—Sabes que tenemos que hablar de tu compromiso. Te dejé unas horas para pensarlo, pero ya… —interrumpe.

—No lo haré, ya sabes mi respuesta, en el Corán que insistes en que lea dice que no puedes obligarme.

—Sí, tienes razón, no puedo, siendo mayor, pero aún no lo eres. Por ello vengo a hablar contigo por las buenas. Amira, eres mi nieta, tu madre cometió un gran pecado y no mereces pagar por sus errores. Ahmed Husainy es el hombre más poderoso del emirato, es un honor que él te eligiera a ti sobre tus tías y primas. Él será un buen esposo, te protegerá a ti y a los hijos que tengas. ¿No quieres ser madre? Mereces ser feliz, Allah te está dando una gran oportunidad; aprovéchala. Si solo te comportaras, no sé qué haces cuando sales en las noches y solo te digo que esta es tu única oportunidad de empezar una buena vida. La esposa de un jeque es una gran oportunidad, además de que ayudarías a esta familia, nos sacarías de la deshora que tu madre nos ha sometido a pasar. Tienes una oportunidad, aprovéchala y consulta con tu almohada si estás dispuesta a cargar con el peso de rechazar a un hombre como él; si lo haces, ni el Corán podrá salvarte, ni a ti, ni a tu madre.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
capítulo anteriorcapítulo siguiente
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP