Capítulo 33. Sorpresa del destino.
Capítulo 33.
Sorpresa del destino.
Dice Amira, sacando de su pecho aquellas palabras que se atoraban en su garganta. Amira aparta a Ahmed y se mueve frente a Felipe.
—Felipe Rodríguez, mi madre me contó de un hombre que venía del extranjero, un amor prohibido del que nació una niña; mi madre, al verse en peligro, me confesó el nombre de mi padre por si algún día volvía y podía hallarlo… ¿Lo recuerda? Amaya Awad es mi madre; dígame qué lo recuerda.
Felipe se queda helado, Amira lo mira fijamente y, con una señal de Felipe, los hombres de seguridad se retiran dejándolos solos.
—Amira, quizás estás confundida, no puede ser posible que esto esté pasando, debe haber un error.
Ahmed está tan impactado como padre e hija; no dejan de mirarse y Amira le baja la cabeza a su padre. Con lágrimas en sus ojos, se quita el hijab para que pueda notar que su color de cabello es el mismo que el de él, del poco que las canas aún no han borrado.
—Amira, yo… —Ahmed nota las lágrimas en los ojos de