Capítulo 89.
Harper.
Era peligroso sólo desearlo. Era desatar una condena pensarlo. Una sentencia caía sobre quién lo tocara y un infierno se encendía con ceder en sus manos.
Las arremetidas deliciosas me rompían las cuerdas vocales, el hombre sobre mí sostenía mis manos con fuerza arriba de mi cabeza, mientras sus caderas se ondeaban contra mi entrepierna, estrellándose con la fuerza de una colisión indetenible.
Su respiración rugía contra mi cuello, sus labios atacaban los míos sin un gramo de consideración y aunque dolía cómo nunca, resistía la voracidad de lo que me daba, porque me hacía perder la lucidez, la realidad dejaba de importar y mi cuerpo dolía por algo diferente y delicioso.
Deslizó mis manos hacia mi cabeza, atrapando mi cabello con la misma mano, sin soltarme. Con su mano libre separó aún más mis piernas, clavando su longitud tan salvaje que sentí el desgarro, cómo si fuera la primera vez. Aún así no quise que se detuviera.
—Por favor— pedí sobre su boca y él me liberó. Mis man