Capítulo 198.
Apenas el eco del último gemido se extinguió en Harper esa noche, Mateo no le había dado un respiro toda la tarde y ahora descansaba entre los brazos del mafioso que la sostenía en el mueble que tenía todos los cojines en el suelo. Se separó apenas para mirarla, sudoroso, jadeante, con la mirada completamente oscurecida por el deseo.
—Tengo hambre— pidió al verlo deslizar las manos por sus senos, bajando a su abdomen.
—También yo— contestó su marido alcanzando el teléfono para ordenar algo. —Luego nos duchamos.
—No tengo fuerzas ni para eso— Harper se acomodó en el mueble, recibió el beso que se extendió más de lo imaginado y tomó el teléfono que él le entregó.
—Me haré cargo— Mateo se levantó del mueble, completamente desnudo y se encaminó hacia la habitación para buscar una remera y un chándal que dejó sobre la cama.
Las maletas con la ropa solicitada ya había llegado, pero no tenía interés en usarla, aunque Harper no opinaba lo mismo. Y para él caminar de la mano de la bailarin