Por otro lado, cuando Galilea escuchó la respuesta rápida de Joseph, se sorprendió al principio, pero luego estalló de la felicidad.
Ella pensaba que hoy era la boda de Joseph y Elowen, y que, aunque usara el bebé como excusa para que él dejara a Elowen y la buscara a ella, tendría que esforzarse mucho para convencerlo.
Pero no esperaba que él aceptara tan rápido, dejando las palabras que había ensayado sin usar.
Galilea sintió su corazón latir más rápido.
¿Significaba esto que su lugar en el corazón de Joseph ya había superado al de Elowen? Si era así, ¿no estaba entonces ya cerquita de ser su esposa?
Y además, ahora llevaba el único hijo de Joseph en su vientre.
Galilea brillaba, con esa mirada decidida a conseguir lo que quería.
Aunque ahora Elowen fuera su esposa, ¿qué importaba? Aún no estaba claro si ella podría mantener ese lugar.
Antes de que llegara Joseph, Galilea se cambió rápidamente a un vestido insinuante y pegadito de seda, se roció su perfume favorito, e