Capitulo seis

Gio

Me gustaba hacer este tipo de trabajos, en especial para calmarme cuando tengo muchas ideas en mi cabeza y me estreso. Puede que sea una locura, pero tortura a una persona puede ser un gran estimulante, claro dudo que eso piense  Alan, el hombre que ahora es mi víctima, se retuerce y grita de dolor en su silla mientras corto otro dedo de su mano, ya van cuatro dedos en su mano derecha, la izquierda está completa, supongo que hare algo para resolver eso.   

—Por favor, tengo una hija no me mates—ruedo los ojos porque siempre que una persona está en una situación así comienza a decir estupideces.

—Alan, Alan— comienzo alejando mis herramientas para tomar un descanso y mira al bastardo que tengo en frente— creo que tu esposa e hija estarán mejor sin ti, ya no tendrán que soportar a alcohólico que las esté golpeando— esa era la razón por la que estaba aquí, Alan trabaja para mi siendo uno de mis soldados en los rangos más bajos. Hace unos días fui a ver como estaban las cosas en mis calles y como estaba la venta cuando me topé con la esposa de Alan la cual tenía un gran moretón en su ojo, su hija que sostenía su mano no estaba mejor el vestido que tenía no podía cubrir los golpes en sus hombros.

Me molesta que no me haya dado cuenta de esa m****a antes. Una de las reglas que ha estado por años en la familia Moretti es el respeto a las mujeres, una escoria como Alan no merece estar en la familia, además, esto también sirve para que mis hombres se lo piensen dos veces antes de tocar a las mujeres de su familia.

—Por favor—  volvió a suplicar, rodando los ojos y ajeno a sus suplicas volví a dejarlo sin otro dedo por lo que ahora solo tenía uno en su mano derecha.

—Estaremos aquí todo el día Alan así que acepta tu destino como un hombre—le dije dándole un fuerte puñetazo que dejo su ojo con el mismo tono morado que le vi a su esposa.

Dos horas después mire con una sonrisa mi obra maestra. Cuando Paolo entro a la pequeña bodega se quedó pasmado igual que los nuestros hombres alrededor.

—Diablos Gio, hace tiempo que no te veía dejar así a una persona debió de hacer algo terrible—  dice mientras seguía mirando a Alan el cual estaba tirado en el suelo lleno de sangre, con los dedos de sus dos manos tirando alrededor y con varios cortes en el cuerpo que de estar vivo le dejarían serias cicatrices.   

—Golpeo a su esposa e hija de tres años—mire fijamente a mi primo—Sabes que no toréelo esa mierda—

Sonrió—Si eso es así, esa m****a se merecía lo que le hiciste—

Tome una toalla para limpiarme las manos que estaban llenas de sangre, al igual que mi camisa y pantalones. Qué bueno que Angélica está en la universidad no quisiera tener que darle explicaciones de porque tengo sangre en la ropa, igual no es como si se las fuera a dar. 

—Fabio—llamo a uno de mis hombres que no tarda en venir—Quiero que prepares el coche es hora de irnos—

—Si señor—se limitó a decir mientras salía de la bodega.

—Ese no es el guardaespaldas que le robaste a tu sobrina—fruncí el ceño ante la pregunta de Paolo.

—Son mis hombres yo decido donde deben estar—me limito a decir.

— ¿No tiene algo que ver que se haya acercado mucho Angélica?—ese fue el principal motivo. Fabio es muy bueno en su trabajo, a pesar de la corta edad que tiene. Pero verlo jugar con Angélica en vez de hacer su trabajo me molesto, cualquier otro estaría muerto por atreverse hacer algo así, pero como dije antes, Fabio es bueno en su trabajo y me conviene tenerlo de mi lado.

—No sé de qué hablas—dije mientras me dirigía a la salida de la bodega abandonada que solemos usar para los trabajos más sucios de este negocio. Paolo me sigue. Subimos al coche, me alegra ver un café en el portavasos, por eso es que Fabio es bueno en lo que hace siempre está dos pasos por delante y ese el tipo de hombres hechos que quiero en mi equipo.

Nos dirigimos a la casa, usualmente iría a la empresa pero no puedo ir a mi empresa lleno de sangre, por lo que será mejor que tome una ducha en la casa y me cambie.

Cuando llegamos a la casa de inmediato compruebo la hora. Faltan quince minutos antes de que llegue Angélica, así que me dirijo a mi habitación quitándome la ropa y dejándola en el cesto de la ropa sucia mientras me meto a la ducha.  Suspiro de alivio mientras siento el agua caliente en mi cuerpo, me relaja.

Cuando por fin regreso con  Paolo me llevo la sorpresa de ver Angélica, en la sala de estar hablando muy animadamente con otra chica, una pelirroja, Mónica, se perfectamente quien es hace unos días cuando Angélica me contó que había conseguido una amiga me encargue de investigarla.  No encontré nada fuera de lo normal, es hija única de una familia de clase media, sus padres trabajan juntos en un laboratorio. Al no representar ningún peligro para Angélica decidí aceptar su amistad.  

—Hola tío— saluda Angélica cuando se da cuenta de mi presencia en seguida ella y Mónica se levantan—Esta es Mónica—me la presenta, la pobre chica baja la cabeza cuando escucha su nombre y se sonroja—Mónica este es mi tío Gio del que te hable—  se dirige a su amiga que me mira con un poco de miedo, no es de sorprenderse la mayoría en esta ciudad saben quién soy.

—Paolo y yo iremos a la empresa se pueden quedar haber una película y pedir algo para comer—dije.

—Si eso mismo planeábamos hacer después terminar la tarea— dijo Angélica. Asentí y le di un beso en la coronilla, antes de irme con Paolo que por lo visto ya había conocido a la amiga de Angélica, y no paraba de mirarla.

Cuando ya estábamos en el coche en camino a la empresa, mire fijamente a Paolo.

—Ni siquiera lo pienses—dije.

Frunció el ceño— ¿De que estas hablando?—

—De la amiga de Angélica vi como la miraste—sonrió como un idiota—No te atrevas a hacerle nada se ve que demasiado inocente para lidiar con tus locuras—

—Es muy linda pelirroja como me gustan—negó con la cabeza—Pero demasiado tímida para mi gusto, tu sabes que me gustan que sean desinhibidas, sobretodo en la cama—

Reí—Maldito mujeriego—

—Por lo menos yo sí puedo tomar algo tú en cambio ¿desde cuando no echas un polvo?—desde hace mucho tiempo, tal vez desde que llego Angélica a mi vida.

—Ese no es tu problema—respondí.

—Por eso estas tan amargado, deberías a acompañarme una vez por lo menos al club hay algunas mujeres que estarían felices de estar contigo—rodee los ojos, sabía que uno de los negocios de  Paolo era un club de BSMN, el cual  frecuenta mucho para sus aventuras de una noche. Los días que no estaba en la casa, sabía perfectamente donde estaba y creo que es mejor que se haya mudado, no quiero imaginar que hubiera traído a una de sus amantes a la casa y Angélica lo hubiera visto.

Estaría muerto si eso hubiera pasado.

—No necesito a mujeres en mi cama—hice una mueca—Esa etapa de mi vida termino hace mucho tiempo—

—Pues para mí no todavía tengo mi juventud—por supuesto con treinta ocho años.

Llegamos a la empresa. Por lo que de inmediato fui a mi oficina, hoy sería un día largo. Tenía que arreglar varios acuerdos así como vigilar mis negocios, tanto los legales como los que no lo son.

Tengo varias empresas fantasmas y cuentas en el extranjero a con nombres falsos. Siempre tengo cuidado con eso, sin alguien se enterara estaría en la cárcel en cuestión de horas. Pero tampoco es algo que me preocupe tengo a la policía de esta ciudad en mi bolsillo, así como buenos abogados que saben lo que tienen que hacer para asegurarse de que no pise la cárcel y si lo llegase hacer no sea por más de dos horas.

Recibo varios documentos hasta que recibo la visita de Dante. Siempre ha sido un gran amigo para mí, y un gran socio. Si Paolo es mi mano derecha, Dante bien podría ser la izquierda. Dante se encarga de cuidar de nuestros negocios en el extranjero, y del envió de mercancía siempre llegue su destino, se la pasa viajando todo el tiempo, cosa que yo también hacia con frecuencia hasta que llegó Angélica a mi vida y tuve que adaptarme y hacer cambios.

— ¿Cómo estas hermano?—me saluda dante sentándose en la silla al frente de mí.

—Bien. ¿Cómo te fue en Italia?—hace un par de semanas envié a Dante a Italia para que garantizara la obtención de nuevos socios para un negocio que estamos preparando.

—Todo salió como lo habíamos planeado—dijo— ¿Cómo esta Angélica?  Hace tiempo que quiero verla—

—Espero que no sea para llevarla a un casino para apostar—ya lo han hecho varias veces, lo que es molesto incluso una vez estuve a punto de dispararle a Dante para que dejarla de hacer eso. Tiene suerte de que Angélica se haya interpuesto.

—A ella le gusta—dice haciendo que lo fulmine con la mirada—Además debes de admitir que posee una buena habilidad con el póker, siempre gana—

—Lo sé, pero me gustaría que usara esa inteligencia en cosas más útiles—cosas que no sean apostar, lástima que no puede hacer mucho para controlar eso de Angélica—Igual estoy seguro de que ella también te quiere ver así ¿qué tal si vienes a cenar hoy?—

—Sera un placer—contesta. Pero le doy una dura mirada.

—Si juegan más te vale que sea en la casa y no en un casino—digo  con severidad. Pero espero que haya aprendido la lección de la última vez.

—Está bien, no te preocupes—dice tranquilamente.

Comenzamos hablar de cómo fue la negociación en Italia y como estaban nuestros socios. Dante me entrego muchos documentos que firmar, sin dudarlo las cantidades eran impresionantes.

Angélica

—Mira esto de aquí—dijo Mónica entusiasmada. En este tiempo he aprendido que Mónica no solo es buena con las computadoras, cuando está cerca de una comienza con el trabajo cambia completamente. Se suelta un poco, creo que es porque está en su zona de confort y adoro eso. 

—Es increíble—estábamos trabajando justas, creando un sistema de seguridad para computadoras. Pero lo curioso de nuestro sistema, es detectar si cuando estamos hablando con otras personas en redes sociales, esa persona es real o es toda una falsa. Es muy ambicioso pero si logramos completar este proyecto sé que será un éxito, muchas personas serán salvadas de la trata de personas que usualmente se logra contactando a personas con perfiles falsos en redes sociales.

Las dos seguimos por largas horas trabajando en nuestro proyectó. Cuando por fin terminamos nos pusimos a ver una película y comer golosinas.

—Sabes tengo entradas para la próxima pelea  de MMA, este fin de semana—dije sonriendo.

Mónica frunció el ceño—Tu sabes que no sé nada de peleas y no creo que sea bueno que este hay—

Me molestaba mucho la forma de pensar de Mónica, se despreciaba mucho a sí misma. Pero no es culpa de ella sino de su madre y su hermana, las cuales se han encargado de hacer su vida imposible y de hacerle pensar que no vale nada.

—Iremos—dije con toda seguridad—Nos arreglaremos y nos podremos muy sexis. ¿Quién sabe tal vez encontremos algunos chicos?—

No dijo nada pero al ver que estaba muy pensativa pensé en insistir.

—Por favor—suplique haciendo que al final sonriera.

—Está bien—acepto por fin.

Tenía muchos planes para ese día. En especial poder arreglar a mi amiga, Mónica se viste como se siente se ha sentido inferior por mucho tiempo. Quiero lograr que se sienta bien consigo misma, porque es hermosa y que mejor que un cambio de imagen.

Ninguna de las dos es delgada, ambas somos curvilíneas. Pero a diferencia de mí que me encanta mostrarlas, ellas las oculta porque se avergüenza de su cuerpo. Quiero demostrarle que es hermosa como es y que no necesita de miles de cirugías como su madre o su hermana para sentirse hermosa.

Usaremos ropa muy sexi. Pero me temo que nos cubriremos con chaquetas cuando salgamos de aquí porque los atuendos que tengo en mente, hará que la peor parte de mi tío Gio salga a la luz.    

— ¿Me ayudas con la cena?— pregunto.

—Me gustaría pero creo que es tarde y tengo que volver a casa—mira la ventana más cerca, la cual mostraba un cielo oscuro. La hora de mi teléfono, decía que era muy tarde.

—Quédate para dormir. Es muy tarde para que regreses a casa—digo.

—No sé si estaría bien—dice apenada.

—Puedes hacerlo te prestare algo de ropa. Hay mucho espacio aquí te puedes quedarte en una de las habitaciones de invitados— digo con un pequeña sonrisa para tratar de convencerla.

—Voy a llamar a mi padre para decirle que me quedare a dormir—dice aceptando por fin.

Luego de terminar la película. Fuimos a la cocina para hacer la cena, hicimos una ensalada de pasta con filete. Fácil y rápido, sobre todo porque Mónica no es muy buena en la cocina, aunque es mejor que mi tío Paolo que quema todo lo que toca.  

Cuando mi tío Gio llego ya estábamos arreglando la mesa. Sonreí y fui a recibirlo, pero me sorprendió ver quien venía con él. De inmediato fui abrazarlo.

—Hola pequeña ¿cómo estás?—dijo con su típica sonrisa.

Dante es el mejor amigo de mi tío Gio. Y también mi mejor amigo para fiestas, el único que no le ha importado recibir un disparo de mi tío por sacarme a ver el mundo, como lo llama el. He ido a fiestas, bares y casinos con su ayuda, por supuesto él siempre estuvo cuidándome y nunca dejo que nada me pasara en esos lugares. Lamentablemente su trabajo lo lleva a trabajar mucho y la mayoría de las veces está de viaje, creo que mi tío Gio lo saca mucho para que no me este mal influenciando.

—Muy bien—dije con una gran sonrisa—Ya quiero jugar la partida de póker que me debes—

—Yo también, veamos que me quitaras esta vez—se acerca a mí con cuidado asegurándose de que mi tío Gio no esté muy secar para escuchar—Y quien sabe tal vez te lleve al casino—

Me encanta jugar y apostar. He descifrado la manera de ganar en el póker, usando las matemáticas, y es muy efectiva sobre todo para usarla en casinos. Siempre ganó cuando voy, y resulta una experiencia muy divertida, mucho más porque el casino es de mi tío Gio.

Pasamos a comer, le presento a Mónica con Dante. El cual no dejo de mirarla toda la noche, estuve a punto de decirle algo porque estaba haciendo sentir incomoda a Mónica, además no me gustó mucho la mirada que le dio, no soy tonta tanto el cómo Paolo son jugadores, les gusta salir y follar. Y espero que no intente agregar a mi amiga a esa lista porque si no tendremos un gran problema. Sé que no le haría daño, pero Mónica necesita tener un poco más de autoestima antes de poder pensar en tener sexo con cualquiera.

Después de la cena. Acompaño a Mónica a su la habitación de huéspedes, además de prestarle algo de ropa para dormir. Hablamos un poco antes de que nos despidiéramos. Pienso en ir a mi habitación para dormir pero me detengo en la oficina de mi tío al ver la luz encendida. Sé que trabaja mucho pero a veces exagera. Toco la puerta y cuando recibo una confirmación entro.

—Hola—digo haciendo que de inmediato mi tío deje los papeles que estaba leyendo.

— ¿Que pasa Ángel?— sonrió cuando usa el apodo con que me llamaba de pequeña últimamente no lo había usado.

—Es muy tarde para que esté trabajando—digo acercándome y sentándome en la silla al frente de él.

— ¿Me estas regañando por trabajar hasta tarde?—alzo una ceja por lo que reí.

—Solo digo que no deberías trabajar tanto puedes descansar eso te haría bien—le digo. Haciendo que suelte una risa profunda, lo que es raro porque mi tío es el señor seriedad, casi nunca lo veo reí.

—Me recuerda a cuando eras una niña me regañabas por trabajar demasiado—dice como si fueran buenos recuerdos—A veces te despertabas y me dejabas en mi cama—

Rio acordándome de eso.

—Eras una niña muy mandona. No te ibas de la oficina hasta que me fuera contigo—se acerca un poco—Pero siempre me ha encantado eso de ti—

Me sorprendo ante sus palabras. Mi tío dijo que intentaría acercase más a mí y me sorprende que en realidad lo esté haciendo, bueno aunque después de las clases de tiro nada debería sorprenderme. Nos acercamos demasiado, peligrosamente dirá porque nunca he estado a esta distancia de mi tío con nuestros labios casi rosándose.

—Me alegra que te guste eso de mí—dije con una sonrisa—Pero enserio creo que es hora de que duermas—

Me levante de mi asiento ofreciéndole mi mano, la cual acepto, lo ayude a levantarse y a irse a su habitación. Estamos riendo y divirtiéndonos, es raro porque ha pasado mucho tiempo desde que siento esa complicidad con mi tío.  Como si tuviéramos un secreto, que lo dos compartimos y nadie sabe, como si solo pudiéramos confiar en el otro. Y la verdad es que a pesar de nuestras peleas no hay persona en la que confié más que en mi tío, él ha sido mi protector desde que mi padres murieron, no solo asumió un papel de padre que no le correspondía sino uno de amigo, de confidente.

Y aunque pelemos nunca perderemos esa unión que solo nosotros dos podemos tener. Es un lazo que no unirá de por vida. Pero estoy segura que también nos destruirá.

—Adiós Ángel—se despido cuando lo deje en la puerta de su habitación.

—Descansa—fue todo lo que dije mientras me dirigía a mi recamara.

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