Sus labios se movían a la par y sus lenguas se acariciaban con deseo y delicadeza a la vez. Sus dedos acariciaban la cicatriz en la mejilla de su novia mientras ella jugaba con el lacio cabello de él.
—¿Nadamos? —Arthur rompió el beso y ella sonrió ante su propuesta. Se pararon de la larga tela que yacía sobre la grama y Sam se deshizo de su anticuado vestido quedando con unos pantalones cortos por encima de la rodilla y una blusa ceñida al cuerpo. Arthur la miró con escrutinio por unos segundos y luego se quitó su camisa, dejando su torso desnudo.
—¿Mojarás tu pantalón? —Ella inquirió y él peinó su cabello con las manos.
—Traje otro, hermosa. —Sonrió.
Ambos se metieron al agua y se atacaron con el fresco líquido. Risas y forcejeos se escuchaban en el solitario lugar. Cansados de jugue