Aunque creí que no podría dormir en un lugar donde no es terrorífico, pero, los que están aquí sí, por las cosas que hacen, el agotamiento de todo lo que ha pasado y no dormir en la noche, hace que duerma tan profundamente que no sea posible para mí despertar pronto.
Lo sé porque sueño tantas cosas que me hacen sentir a salvo, tan tranquila que me encantaría quedarme aquí, donde las risas no se hacen esperar y las travesuras con Angelica no me llevan a un enfrentamiento mortal.
Sin embargo, algo pasa que me hace despedirme de una vida agradable donde no hay violencia. Lo extraño es que no me despiertan los gritos, gruñidos y arañazos, si no, una sensación agradable.
Aturdida, abro levemente mis ojos sin saber que sucede, mientras la sensación se hace más fuerte, como si alguien estuviera aprovechándose de mi cuerpo y no de una forma violenta.
— ¿Si estás despertando esta vez? — pregunta Lucifer mientras toca mi intimidad por encima de la ropa.
— Lucifer… ¿Qué estás haciendo?
— Tú está