Mi pregunta la deja sin palabras, como si no esperara que hiciera esa pregunta que si no tiene algo que ver, no debería sorprenderla. Por eso, el rayo de esperanza se hace más grande ante la leve señal de tener señales de mi madre.

— ¿Q-qué dices?

— Angela, ¿por qué estás haciendo esa pregunta a mi madre? — pregunta Angelica tan confundida como yo por hacerlo.

Ya que, no es el momento apropiado para hacer este tipo de preguntas y de esta forma, en especial cuando la señora a quien va dirigida la pregunta, me detesta tanto y es en tiempo récords.

— Huele como mi madre. — digo y Angelica mueve lentamente su cabeza, como si eso le ayudara a procesar la información.

— ¡¿Qué locura estás diciendo?! — pregunta la mujer enojada.

— No estoy acusándola de algo malo, es solo que…

—