No puedo evitar sentirme preocupada y con una desconfianza grande hacia la mujer que sin hacerle algo directamente, me ha atacado. Por eso, pienso en lo que debería hacer y si es posible, solicitar la ayuda de Lucifer.
‘Aunque no creo que quiera ayudarme con lo que quiero.’ Me digo mentalmente. Pero, al tener tanta angustia y cierta desconfianza, no tengo otra opción que llamarlo y esperar que acepte ayudarme, aunque no sé si tenga el tiempo o el deseo de hacerlo. — Lucifer… — ¿Por qué me llamas? Si has despertado, deberías estar descansando y no perdiendo el tiempo conmigo. — Detente. Si te he llamado es porque necesito saber algo que posiblemente será sencillo para ti saber. — Ahora no necesitas saber nada, lo que debes es dormir, querida… Angela. — dice Lucifer y yo suspiro profundo. ‘Estos alfas que me rodean siguen actuando a mi alrededor como si fuera alguien demasiado débil para poder soportar una palabra o algo así.’ Me digo mentalmente.