Punto de vista de Dalma
Me retracto. No puedo sobrevivir sin comida. Lágrimas. Penas. ¡Ayuda! Garabateé tonterías en el papel y lo tiré a la basura. No puedo seguir así. Iba a morir. Quizás debería revelarles a todos que era su jefa y tal vez, solo tal vez, se apiadarían de mi situación y me darían algo de comida.
Justo cuando estaba pensando en qué hacer, la voz de Luce resonó, aguda e imperativa. «¡Lily! Necesito que imprimas unos papeles para la reunión en diez minutos».
Sentí una oleada de pánico. ¿Imprimir? No sabía usar una impresora ni aunque me fuera la vida en ello. En mi portafolio falso decía que tenía años de experiencia, pero era mentira. Forcé una sonrisa y asentí. «Por supuesto, señorita Ramírez».
Acepté la tarea, pensando que encontraría la manera de hacerlo. Cuando llegué a la impresora, la miré fijamente como si fuera una bomba a punto de explotar. «¡Maldita sea!», murmuré entre dientes. Pulsé algunos botones, pero no pasó nada.
La frustración creció dentro de mí has