CAPÍTULO 11

    Al cortarse la llamada, Emma se guarda el teléfono en el bolsillo, y continúa caminando hasta la habitación en la que está Roland. Cuando llega siente tanta impaciencia por verle, que entra sin llamar a la puerta.

    —Hola buenos días —dice, al ver que Roland tiene los ojos abiertos por completo.

    Antes de darle tiempo a reaccionar Roland sabe que se trata de ella. El ruido de las muletas al chocar contra el suelo, no la deja de ser indiferente para él.

    —Hola Emma, ¿tú cómo te encuentras?

    —Yo estoy bien, me duele el cuerpo, pero me recuperaré enseguida —explica Emma, apoyándose sobre la cama para no tener el pie en vilo.

    —A mí también me duele todo, y encima perdí la vi

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