49. ...ME PARECIÓ VER A...
Llegando el anochecer, lo dolores de Sarah, van en aumento al igual que la preocupación de Marcos, cada vez que ve a su esposa soportarlos; la distancia entre las contracciones se ha acortado, pero aún no cumplen con el tiempo que dijo la doctora.
—No soporto verte así, mi bonita. Vayamos al hospital —vuelve a insistirle el hombre—. Vamos, por favor.
Sarah se queda pensativa mirando a su preocupado esposo y luego de unos segundos asiente.
—Está bien.
•••
En el camino, Marcos mira por el retrovisor y frunce el ceño extrañado. Le parece ver el auto de Varela que está detrás, pero por la oscuridad de la noche no alcanza a ver las placas. Astutamente la conductora de dicho auto se desvía, desviando a su vez la atención de Marcos, la cual vuelve a estar solo en su mujer.
—Bien, Sarah, vas en 6, es excelente —le avisa la obstetra al revisarla.
—¿Cuánto faltará, doctora?
—No sabría, señor Jones; todo depende de su organismo.
—¿Podemos quedarnos? ¿Hay algo que le ca