42. ¿ANUNCIAS TU LLEGADA, MI BEBÉ?
Marcos adormecido, despega la frente de los pechos de su esposa al escuchar la voz de su hijo. Se estira un poco para desperezarse, pero ve por medio de las cortinas, la claridad de afuera y se percata de que ya es de día.
«¡Mierda! Olvidé poner la alarma», exclama el hombre en su interior, mirando el reloj de la mesa de noche. Sale de la cama, se cubre con la toalla y abre un poco la puerta saliendo del cuarto.
—Buenos días, hijo.
—¡Papi! Estás aquí —exclama con emoción su pequeño.
—Sí, mi amor; llegué en la madrugada y ya estabas dormido —dice el hombre, acuclillándose delante de Simón para abrazarlo y besarlo.
—¿No iré a la escue