La noche había caído nuevamente sobre el campus, más oscura y silenciosa que nunca. Ciel se encontraba en el centro de la sala de entrenamiento, rodeada por los símbolos antiguos que Ian y Jordan habían preparado. Velas encendidas proyectaban sombras danzantes en las paredes, creando un ambiente que parecía vibrar con energía ancestral.
—Todo está listo —dijo Ian, señalando los círculos dibujados en el suelo—. Este ritual canalizará la energía de la marca, pero ten cuidado. No solo se trata de poder, sino de tu mente. Cada duda, cada miedo… puede volverse en tu contra.
Ciel respiró profundo, dejando que la luz carmesí de la marca se expandiera suavemente por su brazo.
—Estoy lista —susurró, aunque por dentro sentía un nudo de miedo y excitación—. Esta vez no voy a dejar que nada me controle.
Jordan se colocó al lado de Ian, vigilante.
—Recuerda: controla el flujo. No dejes que la energía te consuma. Y si ves… visiones, no pierdas la calma. Todo es parte del proceso.
Ciel cerró los ojo