Un mes después
Recojo mi cabello en una coleta alta. Me miro al espejo y veo a la chica de mirada triste y rostro demacrado que aún no ha encontrado la formula para liberarse del amor que siente por el único hombre que ha amado en toda su vida y del que no ha podido olvidarse por mucho que lo ha intentado.
―A la final, sigo siendo la misma chica tonta e ilusa de antaño.
Me digo a mí misma con ironía. Bufo con resignación al dejar el cepillo sobre la peinadora y darle un último vistazo a la imagen reflejada en el espejo. Me acerco a la cocina y sonrío al ver a mi niña devorar con gusto su desayuno favorito.
―Hola, mami.
Beso a mi pequeña en la frente y tiro de una de las sillas para sentarme a su lado.
―Hola, cariño, tienes una semana haciendo que tu abuelita cocine el mismo desayuno para ti.
Sonríe feliz y satisfecha, antes de darle un buen mordisco a su panqueque.
―Es que me gustan mucho, mami, y mi abuelita Briseida las hace deliciosas.
Le doy un toquecito a su naricita perf