Capítulo 44
Marco se despertó de madrugada sintiendo la piel expuesta de la espalda de su mujer tumbada boca abajo, con él apoyado en su espalda y abrazándola.
Sacó lentamente el brazo de debajo de su cuerpo, se levantó discretamente y se vistió.
Salió discretamente y se dirigió al jardín detrás de Leya y su marido.
Estaba oscuro, pero la luz de la luna permitía ver por dónde se iba.
- ¡Ninfa! - Gritó enfadado mientras se colocaba en el centro del jardín, pero no obtuvo respuesta. - No me hagas ir hasta allí y darte una patada en el culo con esa flor -amenazó con su pesado, entonces la flor brilló y Leya fue hacia él como si quisiera golpearle, pero sólo atravesó su cuerpo.
- "¿Qué quieres, perturbar mi sueño reparador?", refunfuñó.
- Debes ser muy débil
- Hace días que Alessa no viene, necesito su sangre para hacerme fuerte", murmuró mientras se dirigía a la piedra de sacrificio, dando golpecitos con el pie, y vio salir una figura roja, de pie frente a Marco en su forma de ho