Capítulo 41
Al amanecer Leya parecía inquieta, fuera de su flor paseaba de un lado a otro, mientras su marido, sentado en la piedra del sacrificio, casi se dormía de aburrimiento.
- ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo? - preguntó enfadada.
- Desgraciadamente no lo sabemos, pero espero de todo corazón que se vaya pronto", comentó Dragazón.
- Ah, si Marco me aparece mañana paseando por los jardines de la mansión con ella, le castigaré como nunca lo he hecho antes
- ¿Vas a castigar al hermano de nuestro mejor amigo?
- Tú eres su hermano, no él, Marco lleva mucho tiempo necesitando una lección, basta con encontrarlo paseando por mi jardín con esa guarra para que sepa de qué más soy capaz -Leya estaba dejando salir fuego por la boca.
- Cálmate, después de todo, parece que no le gusta estar con ella -intentó intervenir Dragazon, pero Leya estaba muy irritada, así que se encogió de hombros, mostrando toda su antipatía echándose el pelo hacia atrás, ignorando a Dragazon, volvió a su flor y Dra