Parte 4. Capítulo 9. Ella

Claudia, la tía de Deibi, le permitió a Jesenia entrar en la habitación del hombre sin anunciarse. No gastaban tiempo en llamarlo, pues sabían que él no las escucharía.

Solía acostarse en la cama con los cascos de su iPod puestos para oír a todo volumen música estridente, desconectándose de la realidad.

La chica abrió la puerta y entró en la habitación algo enfadada. Se paró junto a la cama y le golpeó una pierna antes de cruzarse de brazos y dirigirle una mirada iracunda.

Deibi se sobresaltó al ser interrumpido. Al darse cuenta que era ella, se quitó los cascos y se sentó en medio de un quejido.

—Eres peligrosa.

—¿De verdad? Pero tu bestia ni siquiera se inmutó por mi presencia.

—Por eso eres peligrosa —se quejó el hombre, y se movió hacia el borde de la cama para sentarse apoyando los brazos en sus rodillas—. ¿Qué quieres? —preguntó fastidiado.

Ella suspiró disgustada antes de sentarse a su lado.

—¿Cuándo vas a superar la muerte de Albert? —Él la observó con severidad. Jesenia arque
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