—Por supuesto. — William le entregó el teléfono a Belén—.
Jefa, Daniel quiere hablar contigo.
En ese momento, William solo la miraba con admiración.
—¿Hola? — saludó Belén luego de llevarse el teléfono a la oreja.
Williams quería escuchar la conversación por curiosidad, pero no pudo hacerlo por lo bajo que estaba el volumen del teléfono. A pesar de que no podía escuchar nada, pudo ver que el rostro serio de Belén sonrojaba poco a poco.
—El dinero servirá —dijo ella antes de cortar.
Dado que William jamás la había visto ruborizarse de esa manera, se preguntaba qué podría haberle dicho a Daniel para hacer que reaccionar así.
—¿Qué dijo? — preguntó Williams al instante en que Belén le devolvió el teléfono, ya que se moría de ganas por saber.
—No mucho — respondió con pocas palabras para librarse de él.
No tenía la intención de repetir las palabras narcisistas de Daniel.
—Me gustaría agradecerte con pago en efectivo, pero estoy seguro de que no te hace falta dinero. Sin embargo,