Daniel le echó un vistazo antes de preguntar:
—¿Sabes a lo que te parece ahora?
—¿A qué? — preguntó Diego tapándose el pecho con las manos con incomodidad.
—A un hombre al que han atrapado siendo infiel.
En otras palabras, Lucía como un hombre culpable y asustado, pero, aun así, trataba de parecer tranquilo. Su rostro se ruborizó al escucharlo.
—Tengo novia ahora, p – pero no quiero que pienses que tiene algo que ver contigo. Después de todo, no es como si tuviéramos ese tipo de relación. A— además, no puedes forzar una relación.
Daniel sintió mayor confusión tras escuchar a Diego.
—¡No entendí nada de lo que dijiste! — gritó tras fruncir el ceño.
—Yo… — Diego apretó los dientes antes de gritar—: ¡Sé que te gustó! Deja de ocultármelo.
Daniel estaba estupefacto.
—¿Bebiste? — preguntó mientras fruncía más el ceño.
—¡No! Puedo darme cuenta de que te gustó por la forma en la que me miras. Además, me pediste que te corteje como si me gustaras. En ese momento, quería decirte que, sin import