Después de que Piero dijera eso, los alumnos empezaron a quejarse.
—Todavía faltan veinte minutos para el recreo, ¿por qué quiere recoger ante las tareas?
—No nos enseña inglés londinense, y aunque los recoja, no nos ayudará a corregirlo.
—¿Lo hace a propósito para hacernos quedar mal con las tareas?
A diferencia del pasado, los alumnos solo se atrevían a quejarse en secreto, pero, en cambio, esa vez nadie pudo soportarlo más y empezaron a no quedarse callados.
—¿Qué está haciendo, señor Burgos? ¿Ni siquiera nos va a dar un poco de tiempo? Ni siquiera las noticias han terminado todavía.
—Realmente creo que disfruta de causarnos problemas innecesarios.
—Ya no quiero estudiar en esta clase de ambientación. Al principio, estaba seguro de que podía conseguir la admisión en la universidad del distrito Imperial por mí mismo. Me aconseja que me pase por alto el examen de ingreso a la universidad y que en su lugar asista a la clase de ambientación.
Pero estaba perdiendo el co