— No era mi intención darle la noticia, sé que rompería su corazón. No obstante, de alguna manera se enteró Y por eso ahora insiste en que vaya a buscarla. Ya que no estás ocupada con nada y no has visto a tu abuela por año, pensé que podías acompañarme — explicó Santiago con seguridad.
—¡Claro! Solo dame un momento para vestirme — respondió Belén—, sabía que negarse no era una opción.
—Está bien, te espero abajo. Quizás debes empacar una muda más de ropa, ya que el lugar es lejos y es probable que pasemos la noche allí.
—Bueno — asintió con la cabeza.
Observó a Santiago abandonar la habitación. Cuando se aseguró de que estaba bastante lejos, abrió nuevamente el corta juego. Parecía que nadie había intentado hackearla durante el día.
«Quienquiera que sea, parece ser paciente… ¿O se habrá olvidado de mí». Luego, un instante, creyó que la primera opción era la más acertada. Prosiguió añadir otro nivel de seguridad al cortafuego y conectó la configuración a su celular antes de