Capítulo setenta y uno: coqueteo.
Salí sin mirar atrás, caminando a paso rápido para no darme chance arrepentirme. Prefería salir con mis nalgas marcadas que hacerle caso a las demandas machistas de Austin. Honestamente, me tomó por sorpresa. Él no será el hombre más liberal y moderno, pero no pensé que llegara a este punto.
No le presté atención a las miradas de las personas, ni siquiera estaba segura que me miraban, estaba muy concentrada en estar molesta. Reclamé la primera camilla que encontré. Dejé las cosas en la camilla y me metí de un chapuzón. Esperaba que el agua enfriará mi cuerpo. Estuve un rato nadando, flotando, despejando mi mente. Austin no apareció. Cuando el sol se estaba poniendo insoportable, salí. Me apliqué un poco de bloqueador solar y me recosté en la camilla. Estuve cambiando de posición constantemente.
Estaba echada de lado, observando el panorama cuando una figura masculina demasiado atractivo para ignorar, se acostó en la camilla junto a la mía. No me dirigió la palabra, pero alarg