Punto de Vista de Luis
Las puertas estaban vigiladas, como era de esperar. Dos hombres, vestidos con chaquetas oscuras y pistolas colgadas a los lados, estaban firmes. No hablaban mucho, solo intercambiaban miradas cansadas, impacientes por que terminara su turno.
Perfecto.
Como no podían verme, necesitaba una distracción. Extendí la mano hacia una pila de piedras cercana y, con un movimiento de mi muñeca, lancé una hacia los árboles detrás de ellos. No fue fácil con el peso de Clara sobre mi hombro, pero lo hice.
El chasquido agudo del impacto hizo que ambos guardias se sobresaltaran.
—¿Qué demonios fue eso? —murmuró uno de ellos, agarrando su arma.
—Probablemente solo un animal —respondió el otro, aunque no sonaba convencido.
¡Idiotas! Gruñí. Un poco más convincente, entonces.
Con un encantamiento susurrado, hice que las ramas de un árbol se torcieran vigorosamente, crujiendo ruidosamente como si algo grande se hubiera estrellado contra ellas. Esta vez, ambos guardias se enc