Punto de Vista de Elara
—No. —Sacudí la cabeza rápidamente, agarrando mi bufanda con fuerza—. Yo solo... tenía ganas de usarla.
La mirada de Luis Miguel se mantuvo en ella durante un segundo de más, pero afortunadamente, no insistió.
En cambio, sonrió.
—Bueno, da igual. Descansa un poco, princesa.
Los otros asintieron de acuerdo.
Apreté mis labios. Luego, en voz baja, dije:
—Gracias.
Pedro sonrió.
—¿Por qué?
—Por... —Exhalé, mirándolos—. No sé qué los cambió, pero... me gusta esta versión.
Hubo un poco de silencio mientras los chicos se miraban, haciendo señas como si estuvieran contemplando decirme algo.
Al final, no lo hicieron. Me pregunté qué sería, pero no era el tipo de persona que se metía donde no la llamaban y obligaba a la gente a decir lo que preferiría no decir.
Gonzalo se agarró el pecho.
—¡Le gustamos!
Pedro fingió secarse una lágrima.
—Qué belleza.
Rubén sollozó dramáticamente.
—Sabía que este día llegaría.
Luis Miguel sonrió.
—Bueno, princesa, como dije, estamos a tu s