Capítulo 55. Encuentro en Gaeta
Briggitte no podía contener esa inmensa emoción que palpitaba en su pecho y aceleraba los latidos de su corazón, cuando vio a Sebastián, el hombre a quien amaba, aunque cientos de veces intentó negárselo así mismo, porque era así, el padre de su hijo, y por quien había sufrido tanto en las últimas semanas, pensando que se enamoraría de otra y la olvidaría para siempre.
Se sintió abrumada con sus sentimientos, le lloraron los ojos sin control y solo pudo decir:
—¡Sebastián! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo es que eres el chofer de esta limusina? ¿Vas a llevarme a la boda? —las preguntas salían una tras otra, de sus labios sin control.
Sebastián la miró con severidad.
—Creo que no estás entendiendo lo que está ocurriendo aquí… no va a haber boda por hoy, ni mucho menos con Bruno, a ver Brigitte —le dijo Sebastián con la voz temblorosa de la emoción—. No te casarás porque yo te estoy secuestrando… junto a Camil y a Flaviana planifiqué robarte el día de tu boda y no voy a dejarte, debo hacer que