Capítulo 86.
Evelyn
Limpio mi rostro con un paño húmedo. La sangre se resiste, igual que el cansancio que me desgarra por dentro. Ervyn me pasa un abrigo y lo acomodo sobre la ropa que logré ponerme sin ayuda.
Para mantener mi orgullo intacto al menos.
Tal vez me mate un día, pero lo necesito. Prefiero que la carne arda, que los huesos crujan, antes de que alguien me vea desfallecer. Menos ella.
No quiero que vea que su madre no es tan valiente como imagina. Que hay grietas tan hondas que apenas logro taparlas para que su mundo siga viéndose bonito y sea al que puede volver toda la vida. Ese mundo que siempre quiero que la reciba, incluso después de noches como la de hoy.
Una culpa más que cargar. Otra disculpa que nunca alcanzo a llenar.
Subo los escalones con Ervyn sosteniéndome. Cada peldaño me quema, cada respiración me recuerda que apesto a fallos.
—Pero no quiero —escucho esa voz que me detiene el alma. —Quiero verla.
—Es necesario que duerma, princesa —le responde Giselle con suavidad—. Te