Capítulo 68.
Logan.
No soy quien controla nada de lo que hago realmente, es el mero instinto el que se mueve al ritmo en el cual cambio de arma, una y otra vez. No me importa quien cae, solo que no sea yo.
Atremeto contra quien lo hace conmigo. Solo que yo no fallo.
Los hombres de Volclain están entrenados para matar y sobrevivir. Yo lo estoy para exterminar sin temerle a morir.
No pienso. No razono.
El instinto gobierna, y mi cuerpo obedece.
Cambio de arma como si fueran extensiones de la rabia que me posee, cada transición se me da tan natural como respirar. No hay tiempo para dudas. Cada bala se entierra en donde quiero y cada vida que quiero extinguir se evapora con la misma velocidad que las balas.
A quien cae a mis pies le estallo el cráneo bajo un disparo extra, porque no soy de los que deja cabos sueltos. Giro antes de que su sangre toque el suelo y vacío otro cargador en el pecho del siguiente.
Vienen más. Siempre más. Retrocedo, ruedo de nuevo, tomo el arma de un cadáver