Capítulo 17.
Logan.
Tecleo un mensaje para Ortega que sé que sigue en su oficina, envío el número de teléfono sintiendo que mis extremidades quieren algo que no les pienso dar.
Llevo el teléfono a mi oreja y el teniente contesta de inmediato para su buena suerte.
—Localiza ese número—, demando.
—¿Investigo todo de él?
—Sé de quien es—, lo corto, mi propio cuerpo me está humillando justo ahora con exigencias pendejas—. Quiero su ubicación.
—Iré por una autorización del subsecretario...
—Me hago responsable de toda puta consecuencia que se dé—, establezco furioso—. Solo dame la jodida dirección.
—¿Seguro? Mire que...
—¡Maldit@ sea que sí, Ortega!— espeto frotando mi ojo. Lo escucho expulsar el aire, pero también moviéndose.
Corto la llamada y pongo en marcha mi auto saliendo de la zona, esquivando todo lo que aún no terminan de limpiar de la estación, mientras los trabajadores me ven como si estuviera loco, dejando sus palas.
Esta mierd@ no se la pienso dejar pasar.
La p