Capítulo 166.
Logan.
—¿Quieres una pintura también, amor? —me susurra en la oreja, juguetona, ya que ese término casi nunca lo usa conmigo, y las pocas veces siempre provoca el mismo alterado ritmo. Le dedico una mirada mientras el artista seca el lienzo con aire caliente.
—Tengo una en mente —respondo sin pensarlo, mirando cómo las tiras de su vestido bailan otra vez con el viento. Su boca me dice que entiende lo que quiero decir, cosa que solo aviva las ganas.
Aguardo unos minutos más hasta que el pintor termina, entrega el cuadro a Aihnoa, que aplaude con fuerza. Evelyn le agradece con una dulzura que no le veía desde hace años, y por un instante, la imagen de ambas me hace olvidar todo lo que nos rodea.
Mi hija le presume la pintura a Rodolfo, quien camina con ella al frente, mientras ella le muestra cada detalle. El tipo es hábil, pero no es él quien me preocupa, sino estar mucho tiempo en el exterior cuando siento que muchos fotógrafos puede estar cerca. Por ese motivo mi mensaje se centra