Capítulo 54.
Evelyn.
—¿Te sientes mal de nuevo?— pregunto por teléfono y ella niega con un sonido.
—Te extraño— contesta y sonrío sin dejar de envolver la caja con cinta adhesiva. —El tío Lukyan vino y me trajo un gorro con hoyos.
—¿Un gorro con hoyos?— arrugo el entrecejo.
—Sí, con para ver y respirar— contesta emocionada. —Es para que no me dé frío.
Hijo de...
Ordeno que carguen el paquete en mi automóvil y me concentro en hablar con ella durante el camino. Me cuenta que jugó con las cuerdas de nuevo, que rompió un vestido por jugar en la cerca descompuesta y el recuerdo de que me pidió arreglarlo me golpea.
Le pido a Rodolfo que lo repare, porque no pienso llevar a un desconocido a ese sitio. Él apenas sabe de ese tipo de cosas, pero no hay otra manera.
En cuanto llevan la caja a mi laboratorio corto la llamada y guardo el celular con los demás. Cinco en total.
—¿Quién es?— pregunta mi colega cuando ve que traigo a otro sujeto de prueba.
—Menos preguntas, Gruver— termino de abrir la caja