Herbie
Esta mañana me levanté con el mejor ánimo del mundo, ya que tenía pensado ir a la casa de mi dulce chica de limón esta tarde. Quería verla y aunque me tratase a las patadas no me rendiría tan fácilmente, eso nunca.
Estaba trabajando en la empresa cuando la puerta de mi oficina se abre y David entra con una sonrisa de oreja a oreja, al parecer su noche con esa linda chica lo dejó con muy buen humor.
Este ni siquiera me saluda y sin decir nada, se deja caer sobre el sofá que tengo en mi oficina. Levanto una ceja por su actitud y desde aquí puedo ver las ligeras marcas que sobresalen en su cuello, las cuales la camisa no tapa por completo.
– ¿Hola? Tierra llamando a David ¿Qué acaso no tienes un sofá para dormir en tu empresa? Al parecer tuviste una noche salvaje ¿No? – le pregunto y sigo concentrado en mi trabajo.
– Un caballero no tiene memoria – me dice mientras pone su antebrazo sobre su rostro y yo lo miro como si hubiese visto a un alíen.
– ¿Desde cuándo pones en práctica es