FAITH
Zed debía estar delante de mi con su pelo rubio y su sonrisa encantadora, no dejaría de decir lo guapa que yo estaba y de hablarme de sus cuentas contables y mil cosas más... sin embargo, levantaba la mirada y veía el pelo castaño de Nathaniel y sus cejas juntas mirándome tan extrañado a como yo me sentía, como si fuera imposible vernos allí sentados uno frente al otro.
—¿Con quién está Alan? —le pregunté.
—Con la niñera, es de confianza —dijo y yo resoplé antes de darme cuenta de lo que pareció—. Tiene cincuenta años, no me he acostado con ella.
—No me importa con quién te acuestes o dejes de hacerlo —respondí rápida.
<< Total, una más o una menos... >>
—Ya —siseó con burla.
—Lo digo enserio, no me importa.
Nate se rió.
—No he dicho que lo haga.
Nos tomaron nota y en cuanto el camarero se fue, Nate se pasó las manos por el pelo sin dejar de mirarme. De alguna forma u otra se sentía lo raro que era estar allí después de cosa de dos años sin ser cercanos. Habíamos pasado de serlo