Por Carolina
Sergio me mira y apenas abre la boca, adivino algo de lo que va a decir.
-De lo que dijiste, hay algo que no me cierra, no estoy de acuerdo que algún hombre se pueda olvidar de vos, luego de tenerte.
-Fue una noche... una sola vez, no tenía... ni la mitad de las tetas que tengo ahora...
-¿Y?
-Y eso... fue algo muy de pasada y yo no debía ser tan atractiva como ahora...
-Eso es imposible...
-¿Vos te acordás de todas las chicas con las que tuviste sexo casual?
Estoy jugando con fuego.
-No, pero de vos me acordaría.
Estoy temblando y muerta de miedo, pienso en confesarle que es el padre de mi hija, pero descarto inmediatamente esa idea, no es el momento, creo que nunca lo va a ser.
-No lo creo y te juro que él no me registró, no va a aparecer.
-Fue tu único hombre.
-Sí, fue un enamoramiento, de parte mía, solo mía.
-Si lo ves...
-Yo sí lo voy a reconocer, pero ni loca le diría que tiene una hija, jamás, no me voy a arriesgar a perderla.
-Sin embargo, no deja de ser el pa