Damon
El viento silba entre los árboles mientras la noche envuelve el bosque en un velo oscuro. La bruma se eleva del suelo, sinuosa y helada, serpenteando alrededor de las raíces nudosas como dedos fantasmales.
Me encuentro en el centro del claro, el corazón latiendo, la respiración entrecortada. Alina está frente a mí, sus ojos dorados brillando con un resplandor sobrenatural en la oscuridad. La energía que emana es palpable, chisporroteando en el aire como una descarga eléctrica.
— Una vez más, digo con voz firme.
Ella asiente, su rostro tenso. Sus manos tiemblan levemente, pero sé que no es por miedo. Es el poder que pulsa en su cuerpo, una fuerza antigua e indomable que busca expresarse.
Alina levanta la mano, una luz dorada surgiendo de su palma. La luz danza y gira alrededor de sus dedos, formando una esfera de energía pura.
— Concéntrate, murmuro. No te dejes abrumar.
Sus ojos se cierran un momento, y siento la energía vibrar en el aire, intensificándose a medida que domina su