Alina
La bruma helada cubre el suelo del claro, tejiendo una sombra espectral alrededor de los árboles desollados. El aire está cargado de electricidad, el silencio opresivo que precede a la tormenta. Damon está frente a mí, con la espalda tensa, su aliento pesado en el aire frío. Caleb está a su derecha, los músculos tensos, los ojos brillando con un destello plateado.
— Se acercan, murmura Damon, su tono cortante como una hoja.
Percibo el latido sordo de mi corazón en las sienes, el ritmo primal de la sangre del Primer Lobo que palpita en mis venas. El colgante en mi cuello palpita débilmente, una luz rojiza centelleando bajo la luna.
Un aullido retumba en la noche, seguido del ruido de ramas quebradas.
— Están aquí, gruñe Caleb.
Damon se vuelve hacia mí, su mirada dorada brillando bajo la luz pálida de la luna.
— Quédate detrás de mí.
— No.
Se tensa, su mirada endureciéndose.
— Alina…
— No voy a quedarme atrás mientras arriesgas tu vida.
Avanzo, posando mi mano contra su pecho.
— S