— ¿Me permites? — él tuvo la intención de ponérselo pero su mano fue empujada.
— Ni loca voy a usar ese collar que estuvo en el cuello de tu amante — ella lo tomó y se lo tiró a Sarah en la cara — ahí tiene, quédatelo; al final te fascina comerte mis sobras.
— Pero Madi, ese collar lo compré y sabes muy bien el significado.
— Y ambos sabemos muy bien que eso no pasó de ser una simple leyenda. Después de eso creo que recuerdas lo que me hiciste pasar y también todas las cosas que me dijiste ahora, las palabras se las lleva el viento Andrés King y tú no eres la excepción.
Andrés al ver que Madison no le interesaba hablar con él fue que decidió sentarse al lado de Sarah, ella veía el collar y le fue arrebatado con brusquedad de las manos.
— Esto no es para ti, aunque Madison lo rechacé. Ya veré que hacer con él.
— Nadie lo va a querer comprar — Madison lo miró burlona — van a decir que el collar está maldito ya que la leyenda con que lo vendían no se cumplió y solo trajo desgracia a una