Preston en el camino miró que alguien los venía siguiendo, revisó en la guantera si llevaba su arma pero no la traía ya que era la camioneta de Madison y no la suya.
— Niños — él miró por el espejo retrovisor — quiero que ajusten sus cinturones y traten de mantenerse tranquilos, nos están siguiendo.
Los gemelos lejos de asustarse se comportaron muy tranquilos, Preston aceleró y mientras trataba de perder el carro decidió llamar a la policía.
— Buenos días, hay alguien que me viene siguiendo, traigo dos menores de edad conmigo y son hijos de Madison Benett y Andrés King. Supongo que esos nombres le suenan.
— Así es, me puede decir qué color es el vehículo que lo sigue.
— Es un carro negro, no trae placas y ya comprobé que me está siguiendo. Necesito ayuda así que le pido que mande varias patrullas a la brevedad.
Varias camionetas salieron de la nada y se pusieron delante de Preston, él al ver la clase de hombres que se habían bajado se quedó helado ya que tenían armas del más alto cali