Ameline se quedó de piedra, su corazón latiendo fuertemente en su pecho por lo que Seth acababa de decir.
¿Por qué demonios quería irse de la ciudad y llevársela a ella y además a… a Bianca?
Su primera reacción, como era de esperarse, fue la ira.
—¡¿Pero qué demonios estás diciendo?! ¡Yo no quiero estar cerca de esa mujer y tú lo sabes mejor que nadie, Seth Rinaldi! —Lo señaló con expresión traicionada.
Atrás quedó el miedo a que la regañara, atrás quedó el nerviosismo por el robo o la indecisión por si valdría la pena o no el intentar la estrategia de la prueba de paternidad antes del nacimiento.
Él sabía lo mucho que Bianca la afectaba, ¿cómo podía hacerle esto ahora? ¿Acaso esta era la forma en la que iba a castigarla por la humillación que lo hizo pasar frente a sus empleados y demás?
Seth suspiró con cansancio, frotando sus sienes.
—Supuse que dirías eso, pero necesito que sea de esa forma. Tengo información sobre Frogtail, información que nos ayudará a corroborar o de